ASI ERA NUESTRO PUEBLO
Inicialmente y debido a la difícil situación económica de los unitenses de principio de siglo, luego de cosechar un maicito y una papita en junio, se veían obligados a partir rumbo al viejo caldas a trabajar como peones en los cafetales. era una jornada de seis días a pie atravesando el río arma. De la casa se salía sin un peso, una mudita de ropa y con un fiambrecito que consistía en unas arepitas y de unas "Estacas"(masa de maíz envueltas en hojas de marrabollo).
En esos entonces el comercio de Sonsón hacia Medellín pasaba por la calle real, que eran unos pantaneros donde se atascaban los bueyes; la plaza eran unos barrancos. Los víveres se conseguían en La Ceja. Era tan pequeño el pueblo que decían que el carnicero "sólo mataba media vaca". La casa más bonita era la de don Luis Fernando Morales.
Las bueyadas eran de don Serafín Patiño y Alejandrito Pérez que hacían cargas desde Sonsón hasta Medellín por el camino real.
Se decía que la gente "cortaba con el sombrero" pues tiraban un "guascazo" con su gorra y dentro llevaba de filo la barbera.
Los traguitos de tapetusa valían dos centavos.
El camino llegaba a Medellín por el poblado y los bueyes y arrieros acampaban en las mangas que existían en ese entonces entre el poblado y Medellín. Este era un pequeño centro en Guayaquil, la América eran unos zarzales y barrancos. Existían algunas casitas en Buenos Aires. En tranvía se iba a la América y en coches se daba la vuelta a Medellín, por sus calles empedradas, en solo un cuarto de hora.
Aproximadamente se empezó la construcción de la carretera desde la Ceja y que se hizo a punta de pico, pala, carreta y dinamita. Cuando la carretera llegó a La Unión hubo tremendo Carnaval y más de uno se excedió en traguitos y fue a parar al cepo. Uno de los primeros carros fue una escalera en la que los Domingos se daban vueltas a 10 centavos. Más de una ocasión la escalera terminaba atascada en una chamba de las calles o encunetada por culpa del novato chofer.